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Jueves 13 de Diciembre de 2012

TEMA 6. EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO


Apuntes cortesía de Isa


A los cómicos españoles sí se les enterraba en el cementerio, ya que las compañías se organizaban muy bien dentro de la sociedad. En el siglo XVI fundaron una cofradía de cómicos, nuestra señora de Noveva. Rendían culto a la imagen de la virgen de Noveva, en la iglesia de San Sebastian (Madrid), la iglesia de los cómicos. La cofradía pagaba el entierro si los cómicos tenían que enterrarse en otro sitio. También pagaba las enfermedades a las viudas de los cómicos.


APARICIÓN DEL CORRAL DE COMEDIAS

No existía una tradición de locales teatrales comerciales. El modelo del que surgen estos primeros locales eran los patios interiores de las casas y conventos, que eran los primeros sitios donde se representaba debido a la amplitud. En el patio se ponía un tablado de madera elevado unos dos metros y allí se representaba.

Se utilizaban dos pisos, el bajo (patio) y las galerías de arriba.

Sección transversal del teatro: escenario con tablados,corredores y vestuario, gradas, bancos, aposentos de ventana y balcón y desvanes


En algunos sitios se llamaba patio (burgos) y en otros la casa de comeias. En Madrid siempre se llamaban las corrales de comedias. Uno de ellos muy famoso, el corral de la Pacheca, que era identificado con el del príncipe por error.

Finalmente se construyen corrales, el corral de la Cruz (1579) y el corral del Principe (1583) que serán los dos corrales definitivos. Estos serán los dos que se mantienen durante siglos como los únicos teatros públicos de Madrid. Los construyen dos compañías famosas que tenían a su cargo dos hospitales de Madrid: cofradía de la pasión y cofradía de la soledad.

Eran compañías que se ocupaban del mantenimiento de los hospitales. Para obtener el dinero destinado a los hospitales se servían de la comedia. Al inicio fueron alquilados diferentes locales hasta que finalmente construyeron sus propios corrales. Durante mucho tiempo el teatro dependió de estas sociedades, cofradías piadosas, que además eran el inicio de la seguridad social. De manera que el teatro se convertía en una forma de subvencionar los hospitales.

El público al entrar al local pagaba una entrada mínima de dos ingresos, para el teatro y para la compañía, de aquí se sacaba el dinero para pagar a los cómicos.

Al principio del siglo XVII estos corrales pasan a manos del ayuntamiento, que destina todas las ganancias a los hospitales. Ésto fue motivo de controversia porque tanto en España como en el resto de Europa el teatro fue prohibido en varias ocasiones. El ayuntamiento siempre defendía el teatro porque si no no había dinero para los hospitales destinados a los pobres. De forma que se apelaba a la caridad para defender el teatro.


Ya no existe. Estaba en la calle de la Cruz, esquina callejón del Gato. Se quemó en varias ocasiones, se le hicieron varias reformas, pero en el siglo XIX se tiró y no se volvió a construir un teatro. Era la década de 1830, cuando se liberalizó el teatro y cualquiera podía construir un teatro si quería dedicarse a ello.


Es el actual Teatro Español. Este es el local teatral más antiguo del mundo. Ha sufrido reformas y reconstrucciones. Pero nunca ha dejado de ser un teatro y siempre se ha representado allí. La antigua entrada de mujeres pasó a ser la entrada del rey, pues daba acceso directo al palco real. Se ha ido ampliando con el tiempo aunque mantiene dos casas adosadas al teatro que no pertenecen a él.

Entrada del Teatro del Príncipe, con cazuelas baja y alta, aposentos, desvanes y Madrid


Era un patio de tres pisos. El público rodeaba por tres lados el tablado, por lo que no había posibilidad de escenografía a la italiana (no podía haber punto de fuga). No había escenografía. Era un patio de cielo abierto y el público estaba de pie toda la función. A los hombres se los llamaba los mosqueteros, por la cantidad de ruido que hacían, por lo que a veces se le llamaba el patio de mosqueteros. Pasaban unas 5 o 6 horas de pie, en las cuales se movían, hablaban, comían, bebían. Había un hombre, el limero, que recorría el local vendiendo limas. También se vendían frutos secos. El patio era un sitio de bastante movimiento. De los dos alojeros uno de ellos se convirtió en el aposento del alguacil, debido a la gente jaleosa que acudía al corral. También estaba el alguacil para reprender a los cómicos si no empezaban a su hora. En el patio había unas gradas laterales donde podía sentarse la gente que pagaba tres veces. Allí se juntaban eclesiásticos y estudiantes. Además en primera fila había 3 bancos. Entre la gente de pie y los bancos había una valla donde había un cobrador. La valla venía a estar a la altura del cuello y se llamaba el degolladero.

Desde el banco no se veía mucho pero sí se alcanzaba a ver los tobillos de las cómicas. En el piso superior había un aposento muy grande donde se sentaban las mujeres, la cazuela. Las de la primera fila veían muy bien, para que pudieran ver todas había unas tarimas elevadas. Estaba prohibida la entrada a cualquier hombre excepto del apretador, que se encargaba de colocarlas para que cupiesen muchas. También les pasaba los orinales. En los laterales estaban los aposentos del primer piso, Hoy día palcos, a los que se llamaban balcones porque tenían un balcón que daba al patio. Estos se alquilaban completos a la gente de la nobleza.

El piso superior (2º) era practicamente igual pero en el lugar de la cazuela estaba el aposento de Madrid. Era un poco más pequeño que la cazuela y allí estaba la autoridad municipal. A veces se decía únicamente Madrid. El aposento de Madrid estaba lujosamente decorado, así como los palcos a los que iba la nobleza. Los aposentos laterales del segundo piso se llamaban rejas porque tenían ventanas enrejadas, no balcón.

El el tercer piso había un aposento central llamado inicialmente cazuela alta, porque también iban mujeres, hasta que el ayuntamiento decidió que no podían haber mujeres allí porque los orines se filtraban al aposento Madrid. Así que finalmente allí iban eclesiásticos, generalmente eran gente en contra del teatro y siempre citaban a Tertuliano. De ahí, ese aposento se llamó la Tertulia dónde los eclesiásticos se juntaban para criticar. Los aposentos del lateral los llamaban desvanes, eran muy incómodos para ver la función.

El resultado es un teatro como un microcosmos donde estaba representada toda la sociedad. Excepto la iglesia,no había otro lugar donde se juntara tanta gente de diferente procedencia social.

El patio se cubría con un toldo para evitar el sol.

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