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Fragmentos de "Hilos de tiempo" de Peter Brook

"El sentido de la belleza era inseparable de una tristeza especial, como si la experiencia estética, fuese una reminiscencia de un paraíso perdido, que creaba una aspiración... pero no sabía decir hacia qué"


Escenografía de Sueño de una noche de verano

   
"Él se recostó en la silla fumando una pipa, y explicó que era un gran error imitar pinturas famosas, porque el teatro es teatro por derecho propio y el auténtico arte del teatro no debería tomar referencia de ningún otro aparte él mismo. "Le veo ensayando", añadió, "formando sus composiciones y colocando a los actores con un libro de Watteau en la mano". Fue exactamente aquella frase, tal vez expresada con cierta energía y no literalmente exacta -nunca había tenido un libro en la mano- lo que me permitío reaccionar con disimulada furia, y como resultado pasaron muchos años hasta que logré ver la absoluta verdad de su crítica: el teatro es teatro, no una síntesis de otras artes."

"Un cuadro era lo único que tenía para apoyarme; sin él sabía que me encontraría perdido. El trabajo sobre el dibujo, en solitario o con un dibujante, era la única clave que yo conocía para un montaje; encontrar la imagen era encontrar el concepto básico a partir del cual crecerían todos los significados y acciones subsiguientes. Si el concepto era sólido, el resto del montaje iría surgiendo casi sin esfuerzo en los ensayos, si el concepto era frágil, por muy duramente que uno investigase y se afanase, no habría manera de colocar nada en su sitio. A mi me fascinaban las formas, la interrelación de las formas en el fluir del movimiento, los patrones de las escenas de grupo y las rupturas de las rígidas filas de gente hasta que una composición se disolvía en otra. Despreciaba los grises atajos de aquel tiempo, como interpretar ciertas escenas delante de un telón de boca mientras detrás se colocaba el siguiente decorado. Yo tenía un único criterio: si alguien se pasaba por el auditorio durante una función, en un punto cualquiera, la imagen que viera tenía que ser completa y coherente; debía evocar el mundo imaginario en su totalidad, en relieve, en tres dimensiones."
 

Marat / Sade
   
"Durante uno de mis ensayos oí por casualidad a dos famosas soprano alemanas que cuchicheaban juntas al otro lado de un fragmento de escenografía. "Esta es nuestra primera temporada en Londres, así que vamos a hacer lo que pide. Luego ya podremos imponer". En aquel caso, les gané por la mano, comportándome en el ensayo como un fascista irritado, y por supuesto quedaron muy impresionadas.
Afortunadamente, aquellas lecciones solo se aplicaban en el histérico mundo de la ópera. Desde entonces, siempre he encontrado que en el resto del teatro ninguna táctica violenta o agresiva tiene la más remota posibilidad de producir buen resultado alguno. En las pocas ocasiones en que he perdido los nervios, o me he metido con alguien, o he reducido a algún actor al llanto, lo he lamentado profundamente. Una actriz francesa me habló una vez de un director que comía sándwiches haciendo ruido y luego estrujaba la bolsa de papel durante las escenas de ella, sólo para crear un clima de irritación tal que pudiera estallar algo inesperado a partir de los nervios crispados. Puede que ese método le funcionara a él, pero en mi experiencia la tensión y la fricción en el ensayo no ayudan a nadie; sólo la calma, la serenidad y una gran confianza pueden producir el más delicado destello de la creatividad."

"A través de ella, empecé a descubrir que "tradición" tenía otro significado distinto de la estéril ranciedad que tanto detestaba en el teatro. Aprendí a comprender el modo oriental de esconder la sabiduría como una piedra preciosa, de oculta sus fuentes, de hacerla difícil de descubrir, de modo que su valor pueda ser realmente apreciado por el buscador que lleva tiempo queriendo pagar el precio. Ella demostraba como cualquier religión destruye rápidamente la pureza de sus orígenes ofreciéndo a otros con demasiada facilidad lo que uno no ha hecho propio mediante el duro trabajo práctico."


"Siempre he recelado de cualquier credo, de cualquier convicción, de cualquier programa que ignore las contradicciones."

"Nunca habíamos visto antes a aquel legendario director, y yo llegué preparado para el espectacular torbellino de apasionada gesticulación y diabólico movimiento por el que era célebre Toscanini. Para nuestro asombro, aquella endeble figura permaneció de pie perfectamente serena, llevando sencillamente el tiempo con minúsculos, casi imperceptibles movimientos  de una sola mano. Y escuchaba. Escuchaba a través de la totalidad de su vibrante inmovilidad y extraía de los instrumentos una textura de sonido increíblemente detallada, totalmente transparente, en al que todos los hilos estaban claros y presentes, y cada instrumentista era transportado mucho más allá de su mejor capacidad. Aquel anciano casi inmóvil era todo atención, y era tal la claridad de su mente, era tal la intensidad de su sentimiento, que no tenía que hacer nada más."

"Además de soñar con algo más puro que mis ocupaciones normales, me seducía la ficción de la isla desierta, el mito de Gauguin, la obsesión de "algún otro sitio". Finalmente llegué a darme cuenta de que esa es la más engañosa de todas las ilusiones, porque no toma en cuenta el poder de nuestro profundo condicionamiento que inevitablemente dicta lo que somos y dónde estamos, sobre todo cuando estamos soñando con el lugar donde no estamos. Es fácil para la mente irse a la India o a África, pero un auténtico cambio de dirección en la vida sólo se produce cuando un largo periodo de fricción ha creado una intensidad a través de la cual las opciones disminuyen por sí solas."

"En una ocasión probé un ejercicio que había inventado Grotowski. Parecía totalmente inocente: se invita a cada persona a imitar el tipo de persona a la que más detesta. "Pero tiene trampa", dice Grotowski. "Ya lo verá. El actor revelará su más honda naturaleza propia sin saberlo"."

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