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Miércoles 28 de Noviembre de 2012

Hoy en Prácticas de Escritura Dramática I, LOS PRINCIPIOS: 



Los inicios de las obras dramáticas: en ellos se establecen las reglas del juego


Primer tipo: Regreso al hogar de Harold Pinter

La obra empieza IN MEDIA RES. El tren ya está en marcha, eso obliga al espectador a subirse. Éste es también el principio de Hamlet o de El caballero de Olmedo.

La importancia de las palabras.

Primera frase de Regreso al hogar: ¿dónde están las tijeras?
Primera frase de Hamlet: ¿quién está ahí?

Estas primeras frases expresan en síntesis todo la obra.

Pinter se plantea situaciones muy simples de punto de partida. 5 actores, un solo decorado.

Formas de volver la narratividad importante: en la escena inicial de Regreso al hogar el viejo no para de hablar, lo que dice es insustancial para el desarrollo de la trama pero de alguna manera el autor nos está contando que cada día sucede así, que es lo habitul.

El diálogo dramático puede ser:

-tipo pin-pon
-tipo frontón

Pinter no explica nada. Cuando un autor dice que no sabe de qué va su obra solo está expresando que no le sale del culo contarlo. Harold Pinter es exclusivista, aristocrático.


Segundo tipo: Macbeth de William Shakespeare

Mecanismo dramático: hablar del personaje antes de que éste aparezca. Se crea una espectativa.

Versión de Orson Welles (1948):



Versión de Roman Polanski (1971):




Tercer tipo: Galileo de Bertol Brecht

Inicio didáctico:  Brecht tiene la voluntad de llegar al mayor número de gente posible. Para ello utiliza todas las herramienta a su alcance. Si es necesario saca un cartel donde quede bien claro lo que quiere que el público interprete. Brecht es excesivamente racional pero conoce los mecanismos inconscientes e irracionales que mueven al espectador.

Según el profesor, Brecht es panfletario, no en el sentido peyorativo: lo que yo digo es verdad y todo lo demás mentira. También es antidramático. Es más interesante cuando protagonista y antagonista tienen el mismo poder. El drama se basa en que los dos bandos tienen razón. En Galileo no hay combatientes.

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