A continuación, selección personal de versos del Agamenón de Esquilo. Primera lectura para Literatura Dramática I.
Ayax y Casandra por Solomon Joseph Solomon, 1886 |
Agamenón empieza con esta estrofa:
El vigía. - ¡ Cuándo querrán los dioses liberarme
de esta vigilancia fatigosa
en la más alta de las atalayas
de los Atridas!
Anciano 1. - Solo Dios aligera el peso vano de las inquietudes
Anciano 3. - Zeus ha decretado que los hombres,
por el dolor, alcanzen
la ciencia. Y el recuerdo
amargo de los males
nos ronda el corazón mientras soñamos
y así, a nuestro pesar
la gracia del saber se nos infunde.
El adivino. - Calcas
propuso a los Atridas un remedio
más terrible que el mal
el sacrificio de Ifigenia
- ¡Mísera consejera es la locura
y fuente de discordia
aunque mueva a la audacia!
- Para que nuestras vidas
se vean preservadas de infortunios
bástenos sólo la sabiduría.
La fortuna de nada sirve al hombre
que, lleno de insolencia
profana, para daño suyo,
el venerable altar de la justicia.
Anciano 2. - A los que sufren muestra
la justicia el futuro
Clitemnestra. - Si atrás deja el ejercito
los dioses ultrajados
aunque otro crimen no haya cometido
la ruina del vencido bastará
para que se despierten
afanes de desquite y de venzanza.
- Las razas hermosas solo nacen
de la justicia
Anciano. - Más quien conoce a los mortales bien
no se deja engañar por las miradas
de devota apariencia
que esconden la traición tras su caricia
- El corazón
del envidioso está
cargado de veneno
y cuando ve
la dicha ajena gime
con doble sufrimiento
bajo el agobio de sus propios males
Agamenón. - Ésta que me ha seguido
es Casándra, escogida
flor entre innumerables riquezas
don del ejército
y puesto que es tu obsequio
yo cambié de criterio
compláceme tú a mí.
Clitemnestra. - Me regó, jadeante
con el surtidor negro
de su herida sangrienta,
tan dulce para mi como la lluvia
que rocía las mieses
cuando la espiga rompe su envoltura.
Clitemnestra. - Hecho está, por la fuerza del destino
lo que había que hacer,
y si hemos de expiar nuestras acciones,
caiga sobre nosotros solos
la cólera terrible de los dioses.
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